LA GEOMETRÍA DEL VINO

Las matemáticas suelen ser uno de los cursos de menor simpatía durante la etapa escolar, aunque después nos la encontremos en la vida diaria constantemente; pero el día de hoy no quiero hablarte de números en sí, sino de GEOMETRÍA, pero no aquella que puedes captar con los ojos sino con el tacto, y  - ¡No! - No te voy a proponer meter los dedos en la copa ya que tienes un instrumento mucho más calibrado en este sentido que tu piel y es: tu lengua. Así que acompáñanos a descubrir cual es la GEOMETRÍA DEL VINO.

Siempre que estamos en una cata hedónica la gente suele usar metáforas - algunas más románticas que otras - para detallar lo que el vino les hace experimentar; esto puede llegar a detallar sensaciones frutales/florales hasta a describir escenarios completos o vivencias que muy rara vez coinciden con las del resto de compañeros de cata. Es por todo esto que los Sumiller manejamos ciertos códigos para describir - sobretodo las sensaciones - que una u otra bebida nos ofrece y para que la próxima vez que escuches a un experto en vinos diciendo frases como "duro" o "redondo" no te suene otro idioma, conozcamos algunas de las expresiones más comunes:
Agudo o anguloso: Vino en el cual domina la aspereza/astringencia por exceso de tanino o tanino inmaduro
Áspero: Vino demasiado tánico.
Duro: Vinos con mucho tanino, a veces producto de la juventud del vino.
Firme: De buen tanino.
Flexible: Redondo, suave.
Hueco: Vino con buen sabor inicial y final, pero con falta de tonos entre uno y otro.
Largo: Característica positiva de un vino que su sabor perdura.
Plano: Sin frescura ni ácido.
Redondo: Sin extremos duros, listo para beber.
Sólido: Lleno de sustancias, habitualmente vinos con mucho cuerpo.
Suave: Se aplica a la textura, cuando no se encuentra tanino o acidez en el camino.



La terminología que usamos para describir al vino es infinita, y aunque hoy solo hemos querido referir las sensaciones táctiles también es común encontrar términos como aterciopelado, correoso, blando, entre otras, la mayoría haciendo referencia al tanino, sustancia rica en la cáscara de las uvas que, durante la maceración de orujos a lo largo de toda la fermentación, termina dando a los vinos aquella sensación de "secar" la boca, que definimos como ASTRINGENCIA. En la cantidad correcta, el tanino aportará cuerpo y densidad al vino tinto que si se encuentra correctamente equilibrado nos traerá sensaciones suaves y aterciopeladas que se convertirán en desagradables y casi sólidas en boca si es que están en demasía.

Así que para terminar, quiero adelantarte que esta no será la última vez que hablaré del "dialecto" de sumilleria, mas con este pequeño adelanto quiero que te queden claro dos cosas: Tu lengua es el órgano con el tacto más fino de todo el cuerpo y la geometría no es tan desagradable si la vemos - o mejor dicho la sentimos - desde otro "ángulo". Sigan comiendo y bebiendo bien y ¡SALUD-OS!


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